cristojesus

miércoles, 13 de enero de 2010

Maestro vengo porque me siento poca cosa

"Vengo, maestro, porque me siento tan poca cosa que no tengo fuerzas para hacer nada. Me dicen que no sirvo, que no hago nada bien, que soy torpe y bastante tonto. ¿Cómo puedo mejorar? ¿Qué puedo hacer para que me valoren más?"El maestro, sin mirarlo, le dijo:-Cuánto lo siento muchacho, no puedo ayudarte, debo resolver primero mi propio problema. Quizás después...- y haciendo una pausa agregó Si quisieras ayudarme tú a mí, yo podría resolver este tema con más rapidez y después tal vez te pueda ayudar.-E...encantado, maestro -titubeó el joven pero sintió que otra vez era desvalorizado y sus necesidades postergadas.-Bien-asintió el maestro. Se quitó un anillo que llevaba en el dedo pequeño de la mano izquierda y dándoselo al muchacho, agregó- toma el caballo que está allí afuera y cabalga hasta el mercado. Debo vender este anillo porque tengo que pagar una deuda. Es necesario que obtengas por él la mayor suma posible, pero no aceptes menos de una moneda de oro. Vete ya y regresa con esa moneda lo más rápido que puedas.El joven tomó el anillo y partió.Apenas llegó, empezó a ofrecer el anillo a los mercaderes. Estos lo miraban con algún interés, hasta que el joven decía lo que pretendía por el anillo.Cuando el joven mencionaba la moneda de oro, algunos reían, otros le daban vuelta la cara y sólo un viejito fue tan amable como para tomarse la molestia de explicarle que una moneda de oro era muy valiosa para entregarla a cambio de un anillo. En afán de ayudar, alguien le ofreció una moneda de plata y un cacharro de cobre, pero el joven tenía instrucciones de no aceptar menos de una moneda de oro, y rechazó la oferta.Después de ofrecer su joya a toda persona que se cruzaba en el mercado -más de cien personas- y abatido por su fracaso, monto su caballo y regresó.Cuánto hubiera deseado el joven tener él mismo esa moneda de oro. Podría entonces habérsela entregado al maestro para liberarlo de su preocupación y recibir entonces su consejo y ayuda.Entró en la habitación.-Maestro -dijo- lo siento, no es posible conseguir lo que me pediste. Quizás pudiera conseguir dos o tres monedas de plata, pero no creo que yo pueda engañar a nadie respecto del verdadero valor del anillo.-Que importante lo que dijiste, joven amigo -contestó sonriente el maestro-. Debemos saber primero el verdadero valor del anillo. Vuelve a montar y vete al joyero. ¿Quién mejor que él, para saberlo? Dile que quisieras vender el anillo y pregúntale cuanto te da por él. Pero no importa lo que te ofrezca, no se lo vendas. Vuelve aquí con mi anillo.El joven volvió a cabalgar.El joyero examinó el anillo a la luz del candil, lo miró con su lupa, lo pesó y luego le dijo:-Dile al maestro, muchacho, que si lo quiere vender ya, no puedo darle más que 58 monedas de oro por su anillo.-¡¿58 monedas?!-exclamó el joven.-Sí -replicó el joyero- Yo sé que con tiempo podríamos obtener por él cerca de 70 monedas, pero no sé... si la venta es urgente...El Joven corrió emocionado a casa del maestro a contarle lo sucedido.-Siéntate -dijo el maestro después de escucharlo-. Tú eres como este anillo: una joya, valiosa y única. Y como tal, sólo puede evaluarte verdaderamente un experto. ¿Qué haces por la vida pretendiendo que cualquiera descubra tu verdadero valor?Y diciendo esto, volvió a ponerse el anillo en el dedo pequeño de su mano izquierda.Esta es una historia que nos enseña que el verdadero valor de las cosas solo puede ser apreciado por un experto, Dios.

San cristobal

Con la historia en la mano poco puede decirse de él, como mucho que quizá un mártir de Asia Menor a quien ya se rendía culto en el siglo v. Su nombre griego, «el portador de Cristo», es enigmático, y se empareja con una de las leyendas más bellas y significativas de toda la tradición cristiana. Nos lo pintan como un hombre muy apuesto de estatura colosal, con gran fuerza física, y tan orgulloso que no se conformaba con servir a amos que no fueran dignos de él.
Cristóbal sirvió primero a un rey, aparente señor de la tierra, quién a quién Cristóbal vio temblando un día cuando le mencionaron al demonio. El entonces decidió ponerse al servicio del diablo, verdadero príncipe de este mundo, y buscó a un brujo que se lo presentará. Pero en el camino el brujo pasó junto a una cruz, y temblando la evitó. Cristóbal le pregunto entonces si el le temía a las cruces, contestándole el brujo que no, que le temía a quién había muerto en la cruz, Jesucristo. Cristóbal le pregunto entonces si el demonio temía también a Cristo, y el brujo le contestó que el diablo tiembla a la sola mención de una cruz donde murió él tal Jesucristo. ¿Quién podrá ser ese raro personaje tan poderoso aun después de morir? Se lanza a los caminos en su busca y termina por apostarse junto al vado de un río por donde pasan incontables viajeros a los que él lleva hasta la otra orilla a cambio de unas monedas. Nadie le da razón del hombre muerto en la cruz que aterroriza al Diablo.
Hasta que un día cruza la corriente cargado con un insignificante niño a quien no se molesta en preguntar; ¿qué va a saber aquella frágil criatura? A mitad del río su peso se hace insoportable y sólo a costa de enormes esfuerzos consigue llegar a la orilla: Cristóbal llevaba a hombros más que el universo entero, al mismo Dios que lo creó y redimió. Por fin había encontrado a Aquél a quien buscaba. ¿Quién eres, niño, que me pesabas tanto que parecía que transportaba el mundo entero?--Tienes razón, le dijo el Niño. Peso más que el mundo entero, pues soy el creador del mundo. Yo soy Cristo. Me buscabas y me has encontrado. Desde ahora te llamarás Cristóforo, Cristóbal, el portador de Cristo. A cualquiera que ayudes a pasar el río, me ayudas a mí. Cristóbal fue bautizado en Antioquía. Se dirigió sin demora a predicar a Licia y a Samos. Allí fue encarcelado por el rey Dagón, que estaba a las órdenes del emperador Decio. Resistió a los halagos de Dagón para que se retractara. Dagón le envió dos cortesanas, Niceta y Aquilina, para seducirlo. Pero fueron ganadas por Cristóbal y murieron mártires. Después de varios intentos de tortura, ordenó degollarlo. Según Gualterio de Espira, la nación Siria y el mismo Dagón se convirtieron a Cristo.
San Cristóbal es un Santo muy popular, y poetas modernos, como García Lorca y Antonio Machado, lo han cantado con inspiradas estrofas. Su efigie, siempre colosal y gigantesca, decora muchísimas catedrales, como la de Toledo, y nos inspira a todos protección y confianza. Sus admiradores, para simbolizar su fortaleza, su amor a Cristo y la excelencia de sus virtudes, le representaron de gran corpulencia, con Jesús sobre los hombros y con un árbol lleno de hojas por báculo. Esto ha dado lugar a las leyendas con que se ha oscurecido su vida. Se le considera patrono de los transportadores y automovilistas.


Quería hacer una pequeña acotacion: Resalte a San Cristobal porque el fue el que llevo a cristo sobre sus ombros.Nosotros tambien a veces pensamos que llevamos el mundo sobre nuestros hombros , pero no debemos precuparnos porque tenemos un amigo que lo lleva por nosotros. Sigue siendo siempre servicial que de esa manera te presentas con la imagen de cristo.

LOS IMPRESINDIBLES




¿Alguien se puede imaginar la vida sin aire y sin agua? ¡Es imposible ¡ También es imposible imaginarla sin la compañía de los amigos. A ellos ahí que recordarlos siempre.

Los amigos son uno de los mejores inventos de la vida. No se compran en Carefour (supermercados) ni se encuentran Galicia (bancos), pero son Valiosos. No los buscan los piratas (Jhonny Deep) aunque sean verdaderos tesoros. No se consiguen en herrerías (Don Manolo), pero son de fierro. Aunque los amigos no trabajen de payasos (Piñón fijo) son capases de hacernos reír cuando estamos tristes. Una persona puede tener mucho dinero pero si le falta un amigo se siente el más pobre del planeta. Todos sabemos cuándo se festeja el día de esa persona tan especial que llamamos amigo, pero nadie sabe que día nace una amistad. Puede aparecer en un recreo cuando nos regalan un caramelo. O cuando estamos en un kiosco y nos dejan el lugar después de esperar “quichicientas” horas. Un amigo puede surgir después de un partido que perdimos dos a cero o con las tareas que los trajeron el día que faltamos al colegio porque estábamos enfermas. Los amigos pueden ser macanudos, geniales, inseparables o del alma. Pero nunca pueden ser “perfectos”. Ellos, como nosotras, tienen defectos. Por eso, a veces, dicen “no” cuando uno quisiera escuchar “si”. Sí, surgen las peleas. Se puede vivir varios días sin hablar con un amigo. Pero un huequito empieza a crecer y crecer dentro del pecho. Sólo otro corazón lo puede llenar. Entonces, se escribe una carta de disculpas o se le llama por teléfono o se le pide perdón de rodillas por poco llorando (exagerada dirán). Las peleas entre amigos son como las tormentas de verano: pasan rápido. Todas las personas del mundo necesitamos a un amigo para caminar el sendero de la vida. La gente que dice no creer en los ángeles, realmente lo único que esta haciendo es mentir y negar. Todos grades, chicos, jóvenes, viejos, conocidos o desconocidos, de tosas las nacionalidades son ángeles. Cada una de las personas pueden ser ángeles disfrazados. (Su mejor disfraz es ocultar las alas ser uno mas en la multitud) La mejor forma de probártelo es muy sencilla hoy no importa donde estés si en la clase si en el patio o incluso en el auto o en tu casa, mira la gente a tu alrededor ella misma es un ángel. Como lo se? Es obvio , si tu eres un ángel para mi simplemente por ser quien eres , por existir , por haberme echo reír , por haberme regalado una sonrisa, una palabra , por haberme ayudado en algo , por escucharme , por eso y mil más : AMIGA SOS UN ANGEL PARA LOS QUE TE RODEAN.

LOS SACRAMENTOS

Mediante los sacramentos de la iniciación cristiana, el Bautismo, la Confirmación y la Eucaristía, se ponen los fundamentos de toda vida cristiana. "La participación en la naturaleza divina que los hombres reciben como don mediante la gracia de Cristo, tiene cierta analogía con el origen, el crecimiento y el sustento de la vida natural. En efecto, los fieles renacidos en el Bautismo se fortalecen con el sacramento de la Confirmación y finalmente, son alimentados en la Eucaristía con el manjar de la vida eterna, y, así por medio de estos sacramentos de la iniciación cristiana, reciben cada vez con más abundancia los tesoros de la vida divina y avanzan hacia la perfección de la caridad"


Bautismo: .
» ¿Por qué el bautismo es el primero de los sacramentos? Es el primero de los sacramentos porque es la puerta que abre el acceso a los demás sacramentos, y sin el no se puede recibir ningún otro.
» ¿Qué efectos produce el bautismo? Los efectos que produce el bautismo son: perdona el pecado original, y cualquier otro pecado, con las penas debidas por ellas. Se nos dan las tres divinas personas junto con la gracia santificante. Infunde la gracia santificante, las virtudes sobrenaturales y los dones del Espíritu Santo. Imprime en el alma el carácter sacramental que nos hace cristianos para siempre. Nos incorpora a la Iglesia.
» ¿El bautismo es necesario para la salvación? Según el plan del Señor, el bautismo es necesario para la salvación, como lo es la Iglesia misma, a la que introduce el bautismo.
» ¿Quién puede bautizar? Ordinariamente puede bautizar el obispo, el sacerdote y el Diácono, pero en caso de necesidad puede hacerlo cualquier persona que tenga intención de hacer lo que hace la Iglesia.
» ¿Cómo se bautiza? Se bautiza derramando agua sobre la cabeza y diciendo: "Yo te Bautizo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo".
» ¿Qué es el Catecumenado? Es la preparación que deben recibir aquellos que van a bautizarse habiendo alcanzado el uso de la razón.

Eucaristía: .
» ¿Qué es la Eucaristía? Es el sacramento del cuerpo y la sangre de Jesucristo bajo las especies de pan y vino. Por medio de la consagración, el sacerdote convierte realmente en su cuerpo y sangre el pan y vino ofrecido en el altar.
» ¿Qué es la Santa Misa? Es la renovación sacramental del sacrificio de la cruz.
» ¿La Santa Misa es el mismo sacrificio de la Cruz? Si, la Santa Misa es el mismo sacrificio de la Cruz, pero sin derramamiento de sangre, pues ahora Jesucristo se encuentra en estado glorioso.
» ¿Quién puede celebrar la Santa Misa? Solamente los sacerdotes pueden celebrar la Santa Misa, pues solo ellos pueden actuar personificando a Cristo, cabeza de la Iglesia.
» ¿Cuáles son los fines por los que se ofrece la Santa Misa? Los fines por los que se ofrece la Santa Misa son cuatro: adorar a Dios, agradecerles sus beneficios con pedirle dones y gracias, y satisfacer por nuestros pecados.
Confirmación: .
» ¿Cuándo se debe recibir la confirmación? Se debe recibir la confirmación cuando se ha llegado al uso de razón, o antes, si hay peligro de muerte.
» ¿Cómo se debe recibir la confirmación? Se debe recibir la confirmación en estado de gracia y con la preparación conveniente.
» ¿Quién puede confirmar? Puede confirmar el obispo, y en algunos casos especiales los sacerdotes delegado por el obispo.
Reconciliación: .
» ¿Qué es el sacramento de la Penitencia? El sacramento de la Penitencia, o Reconciliación, o Confesión, es el sacramento instituido por Nuestro Señor Jesucristo para borrar los pecados cometidos después del Bautismo. Es, por consiguiente, el sacramento de nuestra curación espiritual, llamado también sacramento de la conversión, porque realiza sacramentalmente nuestro retorno a los brazos del padre después de que nos hemos alejado con el pecado.
» ¿Es posible obtener el perdón de los pecados mortales sin la confesión? Después del Bautismo no es posible obtener el perdón de los pecados mortales sin la Confesión, aunque es posible anticipar el perdón con la contrición perfecta acompañada del propósito de confesarse.
» ¿Y si después uno de hecho no se confiesa? Quien se comporta de esta manera comete una falta grave. Pues todos los pecados mortales cometidos después del bautismo deben ser acusados en la Confesión.
» ¿Qué se requiere para hacer una buena confesión? Para hacer una buena confesión se necesita: hacer un cuidadoso examen de conciencia, tener dolos de los pecados cometidos y e3l firme propósito de no cometerlos más (contrición o atrición), decir los otros pecados al sacerdote (confesión), y cumplir la penitencia ( satisfacción).
» ¿Qué es el examen de conciencia? El examen de conciencia es la diligente búsqueda de los pecados cometidos después de la última Confesión bien hecha.
» ¿En el examen de conciencia es necesario buscar también el número de los pecados? De los pecados graves o mortales se necesita buscar también el número, porque cada pecado mortal debe ser acusado en la confesión.
» ¿Qué es el dolor de los pecados? El dolor de los pecados es el sincero pesar y la repulsa de los pecados cometidos.
» ¿Es necesario arrepentirse de todos los pecados cometidos? Para la validez de la confesión es suficiente arrepentirse de todos los pecados mortales, mas para el progreso espiritual es necesario arrepentirse también de los pecados veniales.
» ¿Un verdadero arrepentimiento requiere también el propósito de abandonar el pecado? El arrepentimiento ciertamente mira hacia el pasado, pero implica necesariamente un empeño hacia el futuro con la firme voluntad de no cometer jamás el pecado.
» ¿Se puede tener un verdadero arrepentimiento si uno prevé que antes o después recaerá en el pecado? La previsión del pecado futuro no impiden que se tenga el propósito sincero de no cometerlo más, porque el propósito depende sólo del conocimiento que nosotros tenemos de nuestra debilidad.
» ¿Qué es la confesión? La confesión es la manifestación humilde y sincera de los propios pecados sal sacerdote confesor.
» ¿Cuáles son los efectos del sacramento de la Penitencia? Son la reconciliación con Dios y con la Iglesia, la recuperación de la gracia santificante, el aumento de las fuerzas espirituales para caminar hacia la perfección, la paz y la serenidad de la conciencia con una vivísima consolación del espíritu.
» ¿La confesión nos ayuda también en el camino de la virtud? La confesión es un medio extraordinariamente eficaz para progresar en el camino de la perfección. En efecto, además de darnos la gracia "medicinal" propia del sacramento, nos hace ejercitar las virtudes fundamentales de nuestra vida cristiana. La humildad ante todo, que es la base de todo el edificio espiritual, después la fe en Jesús Salvador y en sus méritos infinitos, la esperanza del perdón y de la vida eterna, el amor hacia Dios y hacia el prójimo, la apertura de nuestro corazón a la reconciliación con quien nos ha ofendido. En fin, la sinceridad, la separación del pecado y el deseo sincero de progresar espiritualmente.
LA LITURGIA SACRAMENTAL.
Signos y símbolos
Una celebración sacramental esta tejida de signos y de símbolos. Según la pedagogía divina de la salvación, su significación tiene su raíz en la obra de la creación y en la cultura humana, se perfila en los acontecimientos de la Antigua Alianza y se revela en plenitud en la persona y la obra de Cristo.
Signos del mundo de los hombres. En la vida humana, signos y símbolos ocupan un lugar importante. El hombre, siendo un ser a la vez corporal y espiritual, expresa y percibe las realidades espirituales a través de signos y de símbolos materiales. Como ser social, el hombre necesita signos y símbolos para comunicarse con los demás, mediante el lenguaje, gestos y acciones. Lo mismo sucede en su relación con Dios.
Dios habla al hombre a través de la creación visible. El cosmos material se presenta a la inteligencia del hombre para que vea en él las huellas de su Creador (cf Sb 13,1; Rm 1,19-20; Hch 14,17). La luz y la noche, el viento y el fuego, el agua y la tierra, el árbol y los frutos hablan de Dios, simbolizan a la vez su grandeza y su proximidad.
En cuanto creaturas, estas realidades sensibles pueden llegar a ser lugar de expresión de la acción de Dios que santifica a los hombres, y de la acción de los hombres que rinden su culto a Dios. Lo mismo sucede con los signos y símbolos de la vida social de los hombres: lavar y ungir, partir el pan y compartir la copa pueden expresar la presencia santificante de Dios y la gratitud del hombre hacia su Creador.
Las grandes religiones de la humanidad atestiguan, a a menudo de forma impresionante, este sentido cósmico y simbólico de los ritos religiosos. La liturgia de la Iglesia presupone, integra y santifica elementos de la creación y de la cultura humana confiriéndoles la dignidad de signos de la gracia, de la creación nueva en Jesucristo.
Signos de la Alianza. El pueblo elegido recibe de Dios signos y símbolos distintivos que marcan su vida litúrgica: no son ya solamente celebraciones de ciclos cósmicos y de acontecimientos sociales, sino signos de la Alianza, símbolos de las grandes acciones de Dios en favor de su pueblo. Entre estos signos litúrgicos de la Antigua Alianza se puede nombrar la circuncisión, la unción y la consagración de reyes y sacerdotes, la imposición de manos, los sacrificios, y sobre todo la pascua. La Iglesia ve en estos signos una prefiguración de los sacramentos de la Nueva Alianza.
Signos asumidos por Cristo. En su predicación, el Señor Jesús se sirve con frecuencia de los signos de la Creación para dar a conocer los misterios el Reino de Dios (cf. Lc 8,10). Realiza sus curaciones o subraya su predicación por medio de signos materiales o gestos simbólicos (cf Jn 9,6; Mc 7,33-35; 8,22-25). Da un sentido nuevo a los hechos y a los signos de la Antigua Alianza, sobre todo al Exodo y a la Pascua (cf Lc 9,31; 22,7-20), porque él mismo es el sentido de todos esos signos.
Signos sacramentales. Desde Pentecostés, el Espíritu Santo realiza la santificación a través de los signos sacramentales de su Iglesia. Los sacramentos de la Iglesia no anulan, sino purifican e integran toda la riqueza de los signos y de los símbolos del cosmos y de la vida social. Aún más, cumplen los tipos y las figuras de la Antigua Alianza, significan y realizan la salvación obrada por Cristo, y prefiguran y anticipan la gloria del cielo.
Palabras y acciones
Toda celebración sacramental es un encuentro de los hijos de Dios con su Padre, en Cristo y en el Espíritu Santo, y este encuentro se expresa como un diálogo a través de acciones y de palabras. Ciertamente, las acciones simbólicas son ya un lenguaje, pero es preciso que la Palabra de Dios y la respuesta de fe acompañen y vivifiquen estas acciones, a fin de que la semilla del Reino dé su fruto en la tierra buena. Las acciones litúrgicas significan lo que expresa la Palabra de Dios: a la vez la iniciativa gratuita de Dios y la respuesta de fe de su pueblo.
La liturgia de la Palabra es parte integrante de las celebraciones sacramentales. Para nutrir la fe de los fieles, los signos de la Palabra de Dios deben ser puestos de relieve: el libro de la Palabra (leccionario o evangeliario), su veneración (procesión, incienso, luz), el lugar de su anuncio (ambón), su lectura audible e inteligible, la homilía del ministro, la cual prolonga su proclamación, y las respuestas de la asamblea (aclamaciones, salmos de meditación, letanías, confesión de fe...).
La palabra y la acción litúrgica, indisociables en cuanto signos y enseñanza, lo son también en cuanto que realizan lo que significan. El Espíritu Santo, al suscitar la fe, no solamente procura una inteligencia de la Palabra de Dios suscitando la fe, sino que también mediante los sacramentos realiza las "maravillas" de Dios que son anunciadas por la misma Palabra: hace presente y comunica la obra del Padre realizada por el Hijo amado.
Canto y música
"La tradición musical de la Iglesia universal constituye un tesoro de valor inestimable que sobresale entre las demás expresiones artísticas, principalmente porque el canto sagrado, unido a las palabras, constituye una parte necesaria o integral de la liturgia solemne" (SC 112). La composición y el canto de Salmos inspirados, con frecuencia acompañados de instrumentos musicales, estaban ya estrechamente ligados a las celebraciones litúrgicas de la Antigua Alianza. La Iglesia continúa y desarrolla esta tradición: "Recitad entre vosotros salmos, himnos y cánticos inspirados; cantad y salmodiad en vuestro corazón al Señor" (Ef 5,19; cf Col 3,16-17). "El que canta ora dos veces" (S. Agustín, sal. 72,1).
El canto y la música cumplen su función de signos de una manera tanto más significativa cuanto "más estrechamente estén vinculadas a la acción litúrgica" (SC 112), según tres criterios principales: la belleza expresiva de la oración, la participación unánime de la asamblea en los momentos previstos y el carácter solemne de la celebración. Participan así de la finalidad de las palabras y de las acciones litúrgicas: la gloria de Dios y la santificación de los fieles (cf SC 112):
¡Cuánto lloré al oír vuestros himnos y cánticos, fuertemente conmovido por las voces de vuestra Iglesia, que suavemente cantaba! Entraban aquellas voces en mis oídos, y vuestra verdad se derretía en mi corazón, y con esto se inflamaba el afecto de piedad, y corrían las lágrimas, y me iba bien con ellas .a armonía de los signos es tanto más expresiva y fecunda cuanto más se expresa en la riqueza cultural propia del pueblo de Dios que celebra. Por eso "foméntese con empeño el canto religioso popular, de modo que en los ejercicios piadosos y sagrados y en las mismas acciones litúrgicas", conforme a las normas de la Iglesia "resuenen las voces de los fieles”. Pero "los textos destinados al canto sagrado deben estar de acuerdo con la doctrina católica; más aún, deben tomase principalmente de la Sagrada Escritura y de las fuentes litúrgicas”.
Imágenes sagradas
La imagen sagrada, el icono litúrgico, representa principalmente a Cristo. No puede representar a Dios invisible e incomprensible; la Encarnación del Hijo de Dios inauguró una nueva "economía" de las imágenes:
En otro tiempo, Dios, que no tenía cuerpo ni figura no podía de ningún modo ser representado con una imagen. Pero ahora que se ha hecho ver en la carne y que ha vivido con los hombres, puedo hacer una imagen de lo que he visto de Dios...con el rostro descubierto contemplamos la gloria del Señor (S. Juan Damasceno, imag. 1,16).
La iconografía cristiana transcribe mediante la imagen el mensaje evangélico que la Sagrada Escritura transmite mediante la palabra. Imagen y Palabra se esclarecen mutuamente:
Para expresar brevemente nuestra profesión de fe, conservamos todas las tradiciones de la Iglesia, escritas o no escritas, que nos han sido transmitidas sin alteración. Una de ellas es la representación pictórica de las imágenes, que está de acuerdo con la predicación de la historia evangélica, creyendo que, verdaderamente y no en apariencia, el Dios Verbo se hizo carne, lo cual es tan útil y provechoso, porque las cosas que se esclarecen mutuamente tienen sin duda una significación recíproca (Cc. de Nicea II, año 787: COD 111).
Todos los signos de la celebración litúrgica hacen referencia a Cristo: también las imágenes sagradas de la Santísima Madre de Dios y de los santos. Significan, en efecto, a Cristo que es glorificado en ellos. Manifiestan "la nube de testigos" (Hb 12,1) que continúan participando en la salvación del mundo y a los que estamos unidos, sobre todo en la celebración sacramental.